Juan Torres, UNALM
Frente a los escenarios inciertos que nos va a plantear el cambio climático en los próximos años, la Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) resulta ser la estrategia más integral para abordar justamente un problema global.
En este proceso, dicho enfoque ha ido ganando espacio generando una familia de conceptos basados en el de ecosistemas que acotan mejor los fragmentos de la naturaleza. Así tenemos el concepto de Servicios Ecosistémicos; además han ido tomando fuerza otros conceptos como la resiliencia; y otros que han reconocido implícita y humildemente las limitaciones de la ciencia para entender el comportamiento atmosférico como es la teoría del Caos del meteorólogo Edward Lorenz que se propuso explicar por qué las previsiones meteorológicas resultan tan difíciles, o los sistemas complejos de Edgar Morin, los “atractores extraños”.
Pero, a la vez, la academia ha iniciado un proceso de reconocimiento de la existencia de otros epistemes, algunos más antiguos que el mismo científico y que tienen mucho que aportar al conocimiento del comportamiento del clima en base a su antigua relación con la variabilidad climática. Culturas asentadas en latitudes tropicales, y más aún si son de montaña, poseen conocimientos del clima y la atmosfera aún no descifrados por las ciencias atmosféricas, surgiendo la necesidad de una alianza entre la ciencia y los otros epistemes de Mesoamérica, la zona andina, África, India, China, por citar los más importantes.
El tema ahora es más bien cómo se van a construir los puentes entre estos epistemes relacionados con el clima, que frecuentemente los tienen las culturas ancestrales que son básicamente orales y hacen que las lenguas tengan un papel muy importante en la descodificación de estos saberes. La lingüística tiene aquí un papel muy importante.
Los saberes ancestrales, conocimientos tradicionales, conocimientos indígenas, saberes campesinos (aún no hay aún acuerdo de como denominarlos) tienen mucho que aportar y hoy son ampliamente reconocidos, como por ejemplo en las tres convenciones ambientales más importantes de las Naciones Unidas: Cambio climático, Lucha contra la desertificación y el Convenio de Diversidad Biológica.
Los conocimientos tradicionales nos han demostrado que se puede leer el clima desde otras perspectivas, desde las plantas, los animales, los insectos, las culturas, la historia; pero también tenemos que aceptar que la mayoría de estas culturas ancestrales están actualmente arrinconadas, con los niveles de calidad de vida más bajos y soportando diferentes discriminaciones. Este aspecto cultural es todo un reto para la AbE, en especial para los nuevos paradigmas que se están formando sobre nuestra relación con la naturaleza en este tema que es fundamentalmente generacional pues son los jóvenes los que van a vivir los impactos más fuertes del cambio climático.